martes, 5 de abril de 2016



El mundo es tan enorme...

Un camino de muchos caminos, pensó. Una encrucijada continua. Y en cada uno de los caminos, montones de ramas, como las dendritas de una gran neurona.

Los "por si", los "¿y si?", los "tal vez", los "nunca"... Una maraña, una auténtica maraña. Monstruosa.

Todo lo que podía pensar era que el mundo era demasiado grande, y ella demasiado pequeña. Ese pensamiento fijo, que no la abandonaba y le pellizcaba las entradas y le nublaba la vista...

Entonces, en una fracción de segundo, ocurrió. Cerró los ojos. Respiró.

Una suave brisa comenzó a acariciar su espalda y poco a poco, se hizo más intensa... La empujaba, revolvía su pelo, llevándolo hacia la nariz para hacerle cosquillas.

Lo sintió.

Ya está, puedo seguir.

Y dejó que el viento la empujara.

viernes, 8 de enero de 2016

Cuadro I

ÉL. Sí, lo entiendo, pero...
ELLA. (Le interrumpe) No, no lo entiendes. Yo quiero amor, pero no a tu manera. No como tú lo quieres. Para mí, amor es que quien esté a mi lado ni se plantee por qué necesito subirme cada noche a un escenario destartalado a bailar como una posesa y ver la sonrisa de alguien que por un instante salga de este mundo para encontrar algo mejor. Tú estás enamorado de mi qué, de lo que crees que soy, no de mi porqué. Quieres darme un porqué, algo por lo que vivir, pero yo quiero encontrarlo por mí misma.

 Bailarina sentada, de Henri Toulouse Lautrec